¡»Ay, Manolete… Si no sabes torear p’a qué te metes»!

Gorro de cumpleaños prestado de Anago

Ya tengo pintada la sonrisa. Lo juro. Recuerdo la aventura de preparar este blog sin tener la más mínima idea, las horas de sofá y ordenador con mi asesora personal aguantando mis manías y obsesiones, los descubrimientos de widgets y plug-ins (¡siiiiiii, ya sé que wordpress.com no soporta plug-ins!) y ese pepito grillo que me decía a diario «manolete, si no sabes torear, pa qué te metes» y no se me borra la risa floja.

¡Qué días aquellos! Como buena patata tecnológica, llegué a publicar dos «probando, probando», «me se escucha» mientras hacía pruebas de las distintas opciones de temas, presentación y demás; al más puro estilo de Mortadelo y Filemón en la TIA. Porque otra cosa no, pero probar, lo probamos todo con tenacidad, que para eso una es obsesiva y perfeccionista hasta en la obsesión y la perfección.

Y después llegó el gatillazo en forma de lanzamiento. Ese parto fallido que requirió de fórceps y el trabajo en equipo de un buen puñado de gente. Una muestra más de mi destreza digital. La hora del blog estaba con la de Helsinki y yo quería publicar a las 12 de la noche de aquí así que programé ilusionada mi primera entrada para esa hora mágica del inicio del mes que para mi inicia el año (¿no comienzan todos los coleccionables en septiembre, además del curso escolar?). Y a las doce todo seguía igualito, salvo mi pulso que se estaba desbocando y mi boquita que comenzó a soltarse. Porque además cometí el tremendo error de publicar un par de tuits creando expectación, que para eso veía yo hacerlo a diario a un montón de blogueros.

Lo que ocurrió a continuación pasará a mi catálogo de anécdotas para los restos de la vida. El twitter se volvió loco a menciones (bip, bip bip), otra (bip, bip) contribución (bip, bip, bip, bip) colectiva; yo (bip, bip) miraba de reojo (bip, bip bip) y me descojonaba (bip, bip bip, bip, bip bip) con las ocurrencias de la peña mientras (bip, bip bip) intentaba, con mis limitados (bip, bip) conocimientos de esto (bip, bip bip, bip, bip bip) (ahhhhhhh) qué coño era lo que estaba pasando para que no se publicara mi flamante blog. No sé si Jobs o Gates pero alguien me iluminó, dí con el problema, lo solucioné y casi 20 minutos después de lo esperado, nació A propósito de un caso. Mi criatura.

Ha pasado un año. ¡Un año! Tengo más canas, menos paciencia, no sé si más sabiduría pero sí más dudas y contradicciones. Y una criatura que no atiendo lo que me gustaría (27 entradas en un año no son una marca para someterla a una competición) pero que me da algunas satisfacciones que a la vez me provocan un vértigo atroz. No voy a entrar en el número de visitas: para mí son una inmensidad que me lleva a la hiperventilación (¡tanta gente mirándome y leyendo mis pamplinas!) pero probablemente haya quien reciba éstas en un día. Pero hay un montón de peña que se equivoca clicando y acaban en esta casa. Sólo así entiendo que me visite gente de México, Argentina, Colombia, Estados Unidos, Reino Unido, Venezuela, Alemania, Chile, Noruega, Perú, Uruguay, Guatemala, Ecuador, Australia, Costa Rica, Bolivia, Islandia, Rusia, República Dominicana, Paraguay, Nicaragua, Bélgica, Honduras, Portugal, Polonia, Finlandia, Puerto Rico, El Salvador, Japón (¡¿Japón?!), Haití, Dinamarca, Panamá, Georgia, Guinea Ecuatorial, Brasil, Rumanía, Italia e India. Me lo expliquen.

De las diez primeras entradas en número de visitas, sólo tres son sobre mi trabajo, lo que deja claro los intereses del público multicultural y políglota que recae por aquí. Tampoco pasa nada porque cada vez escribo menos de trabajo y más de todo lo demás porque al final esto se ha convertido en una válvula de escape, esporádica, pero eficaz. De los 244 comentarios, 90 son míos, así que la estadística patillera sólo habla de mi exquisita educación contestando vuestras aportaciones. Y poco más puedo añadir.

Sólo que sigo fiel a mi intención de que esto sea un refugio y no una obligación aunque procuraré refugiarme más a menudo si el trabajo y disfrutar de la vida me lo permiten. Y que a pesar de la hiperventilación y la sudoración con el miedo escénico (también digital) de saberos ahí, sólo puedo agradeceros que tengáis tiempo y paciencia de atender las pamplinas que escribe esta chupacharcos que se ha metido a bloguera y que ya va adquiriendo rango de veterana. Y si no os importa, seguiré hablando de mi música, de mis libros, de mis amigos, de mi cine y del periodismo. Porque son las cosas que me apasionan y que me hacen sentirme viva.

Y ahora, intentaré programarlo, a ver si he aprendido en un año.

16 comentarios en “¡»Ay, Manolete… Si no sabes torear p’a qué te metes»!

  1. Opino que es una gozada pasar por aquí cada vez que el Reader me chiva que hay una entrada nueva.
    Opino que disfruto a cada párrafo leído.
    Opino que me quedo con ganas de más.
    Opino que es un lujazo el leerte.
    Opino que no deberías dejarlo nunca y que tus dosis se hacen largas y esperadas.
    Opino que eres buena gente y lo transmites.

    Un beso.

    • Carlos, tus opiniones me abruman y me hacen sentirme afortunada y tremendamente halagada, sobre todo si viene de alguien con quien comparto veneración por las palabras y mimo (sólo hay que leer tu Melmastia). Pero de todas tus opiniones, me quedo con la de buena gente porque creo que es el mejor piropo al que podría aspirar. Así que sólo me queda intentar no defraudar, lo que es imposible dado que has dejado el nivel bien alto. Sinceramente, me miras con buenos ojos y sólo puedo sentirme; eso… abrumada. Y gracias por estar ahí.

  2. Cómo va a importarnos nos hables de eso! Todo lo contrario, nos encanta!!! 😉

    Felicidades!!!! y sólo puedo decirte que espero que sea por muchos años más y seguir aquí contigo aunque sea desde la distancia :).

    Muuuuuuaks y feliz cumpleblog!!!

    PD: lo de las visitas de países diversos yo también me lo pregunto con el mío y siempre me digo lo mismo, ¿habrá tantos españoles por el mundo? 😉

    • Gracias, Tere. Esos ánimos son importantes, no creas. Aún me pregunto eso: qué podrá interesar a la gente de mi. Así que vuestras respuesta y aliento son fundamentales. Las distancias físicas no importan, Tere, porque estamos cerca en caso de necesidad y siempre hay aviones que conectan. Así que… Gracias por estar ahi.

  3. ¡¡Felicidades!! ¿¿Ya un año desde aquel parto?? ¡Si que ha pasado rápido!

    ¡A mi me encantan tus entradas, así que continúa escribiendo!

  4. No se nada ni de toros ni de toreros, pero más que Manolete hoy te llamaría José Tomás, que creo que es figura. Y es que sales de este primer año como los buenos, por la puerta grande.
    Felicidades por hacernos disfrutar con estas 27 entradas.

    • Eso son palabras mayores. Hace un año que debuté y aún andaría como novillero (siguiendo el símil taurino que controlo un poquito más ;)) Pero gracias por estar y por leerme. Y por animarme. Y por compartir la pasión por la vida con banda sonora. 😉

  5. Qué me gusta como escribes, gordita!

    Feliz aniversario y que sean muchas más entradas y muchos años más.

    Beso enorme.

    PD. Estos días estoy contribuyendo a las visitas desde Australia, ¿no? 😉

    • Ay, Gordita, mi hermana. Este blog es parte tuya porque comparto contigo todo lo que hago. Y espero cumplir aniversarios de ésta y cualquier otra faceta de mi vida contigo a mi lado.
      No tenía la menor duda de que las visitas australianas sólo podían venir de ti.
      ¿te he dado las gracias? Tendría que hacerlo a diario. Sólo por estar ahi. 🙂

  6. Bueno, yo solo añado que también comparto tu sensación de criatura desatendida y de, a pesar de ello, pretender seguir usándola como lugar en el que verter lo que en cada momento se te pase por el tarro. ¡Dale ahí, Manolete!

Replica a Taite Cortés Cancelar la respuesta