El caso del universo minúsculo

sombreros

Uno de cada cuatro sombreros es una montera (foto de mi iG)

Un medio escrito publica un «estudio» anónimo remitido por profesionales del propio hospital donde se cuestiona la labor de un servicio y pone el foco en la trayectoria del nuevo director de la Unidad de Gestión Clínica.

Valga este «a propósito de un caso» para exponer la realidad con la que nos encontramos en ocasiones en los gabinetes de comunicación, que tenemos que dar respuesta e intentar desmontar algunas informaciones que tienen por un lado todo el atractivo para el periodista del medio de estar delante de un «pelotazo mediático»; y por otro la dificultad de que se enmarcan en lo que podría denominarse medias verdades, que son las más difíciles de clarificar porque no conllevan un no rotundo sino toda una batería de datos, estadísticas y matizaciones que no están al alcance de los no especializados y pueden sonar a humo.

Como ya estoy fuera de esto y no me va nada, voy a comentar con libertad lo que pensé y lo que consulté tal y como leí la noticia (si, una es friki y mira datos a pesar de que no le va nada en esto):

  • Se señala expresamente la llegada de un nuevo director de la Unidad de Gestión Clínica de Cirugía como el detonante de todos los males. Y los denunciantes, anónimos, son de la Unidad de Anestesia. Además, se abunda que son los nuevos procedimientos implementados por éste los que han generado todo lo que se denuncia. Así, sin leer mucho más, ya me suena raro y me da que pensar. Llamadme desconfiada. Quizás una variable a tener en cuenta por la redactora que lo firma podría haber sido que todos todos los sistemas generan resistencia a los cambios, sobre todo si van tendentes a mejorar la eficiencia. Yo habría preguntado al Gabinete de Prensa en primer lugar, y antes de seguir con la pieza, en qué han consistido los cambios implementados en el servicio y de qué manera han afectado al trabajo de los compañeros de Anestesia. Que no estoy diciendo que detrás haya una vocación tan espuria, que igual les mueve sacar a la luz un escándalo mayúsculo, como hacen ver; pero no está de más completar información por este lado, por lo que pudiera pasar. Y porque da la nariz.
  • Unos profesionales de anestesia se ponen a estudiar historias clínicas con fines distintos a su práctica clínica. Otro de los elementos de la noticia que me deja epatada. No sé si es legal (lo preguntaría), si es ético (lo preguntaría). Y como paciente, me pregunto: cuántas personas de las que tienen acceso a mi historia clínica digital y completísima gracias a Diraya (con sus analíticas, sus imágenes radiodiagnósticas, sus episodios de urgencia, de primaria, todo juntito) lo hacen para algo que no sea mejorar su atención para con mi persona. No estoy diciendo que esto invalide totalmente la información que se traslada desde este informe casero pero sí que me da que pensar. Y creo que a la periodista que lo firma también debería haberle ocurrido algo similar.
  • Estudian unos 200 casos repartidos en los años 2013, 2014 y 2015. Y dan datos con una validez estadística mínima (en alguna afirmación se dice que uno de cada dos tienen sepsis cuando se ha abarcado sólo a 33 pacientes). No habla de la complejidad de éstos (entiendo por las complicaciones que se han ido a las 173 «cojointervenciones»), sobre todo cuando se aducen tasas de mortalidad tan altas. Los índices de complejidad de las intervenciones están también perfectamente establecidas y es un dato que, cuanto menos, tendría que haber preguntado a sus fuentes.
  • Cuando veo estos datos, además de cuestionar la validez estadística de este informe, me pregunto ¿cuántas intervenciones se hacen cada año en el Hospital Puerta del Mar? Me voy a la web y, aunque la última memoria está un poco antigua (2011) –por cierto, deberían mantener la sana costumbre de publicar estadísticas– veo que la media de los últimos años estaban en unas 20.000. Si son 3 años, entiendo que estamos hablando, chispa más o menos, de unas 60.000 y los datos del informe anónimo hablan de 173 casos. Como poco, es endeble.
  • Se mide las complicaciones en porcentajes comparados con los casos estudiados  de tal manera que si muere 9 de los 24 que estudian, dicen que la mortalidad es de 1 de cada 3. Todas las estadísticas de morbimortalidad se hacen sobre el total de intervenciones, con lo que la periodista que ha firmado la noticia tendría que haber puesto en relación ésta con los datos globales de actividad. Y de paso, haber comprobado cómo estaban los resultados con las estadísticas nacionales, que están aquí. La media de reingresos en Andalucía (un indicador de complicación en el proceso) está en 7,28%  del total de intervenciones. No sé cómo está el Puerta del Mar
  • Podría seguir hablando de cómo se hace la codificación por parte de documentalistas que no veo yo cambiando casillas, por no hablar de que se trate de un informe anónimmo.

Con estas mimbres resulta tremendamente complejo intentar desactivar noticias de este tipo o, al menos, intentar dar visos de mayor rigor. Que no digo en ningún momento que sean falsas las conclusiones del informe, que probablemente sean verdad en ese minúsculo universo, pero sí puedo asegurar tras leer la noticia que no está abarcada en toda su complejidad.

Lo que hizo el gabinete de prensa fue posibilitar que la periodista hablara con el gerente, con la directora médica y los directores de las Unidades de Gestión Clínicas implicadas, sin que ninguno de los argumentos permeara en su realidad; y también dio esta nota de prensa. Muchas veces, no se puede hacer más porque explicar todo esto es un desgaste para quien sólo ve los titulares.

A propósito de un caso en A propósito de un caso

Va a ser que no

Va a ser que no

Ha sido pudor. Tanto que he tardado casi medio año en ponerlo por aquí. Porque me veía yo muy pequeña para ese «blogueros andaluces», qué queréis que os diga; que yo sólo tengo un huequito -en alguna de esas nubes- donde de vez en cuando despejo mis pensamientos o comento (cada vez menos, eso si) cosas que me han pasado, en lo profesional. Alguna que otra personal e historias que veo a mi alrededor y vive siempre una amiga.

Más pudor: Porque no me reconozco en esa voz de pito, porque repito muchos comodines léxicos, porque lo habría cambiado todo y habría expuesto de otra manera. Porque lo del autobombo lo llevo fatal, que todo hay que decirlo.

Pero hoy me he decidido a traerlo por aquí, a dejarlo en su sitio, en su casa, porque no tiene más sentido de estar que en este rinconcito. Podría ser incluso una buena introducción, si no fuera porque me muero de vergüenza.

De cómo nació el blog, de las fuentes en las que bebí, de como ha ido e(o in)volucionando, (qué sabe nadie); del futuro que le espera (si ni yo mismo muchas veces sé qué quiero); de cómo veo las redes y demás. Con la Catedral de Cádiz de fondo.

Gracias a EnRed de Canal Sur por pensar que tenía algo que aportar en su sección o que este humilde blog merecía una difusión de este tipo

Luis Alfredo, cuídate la diabetes

Oxímoron

Oxímoron

Don Pedro es diabético. En cada capítulo, el «doctorsito» Nacho le da recomendaciones de cómo tiene que cuidarse su diabetes, de la importancia de perder peso, de la alimentación ordenada, de regularse la presión.

Piedad se detecta un bulto en el pecho (min 24) y durante dos capítulos (min 4.40) se dan decenas de recomendaciones sobre la necesidad de palparse (min 14.22) e información básica sobre el cáncer de mama, así como la desmitificación del cáncer, incluso información institucional (min 16.05) sobre que lo cubre el Estado y todo el procedimiento.

Hay decenas de personajes en las telenovelas que son portadores de las enfermedades con mayor prevalencia en México. Porque estos formatos televisivos son las vías perfectas para hacer llegar a la población la información necesaria y básica para su cuidado de salud. Y es que, aunque cambien los formatos y las redes y el streaming estén llegando también a este fenómeno, las audiencias de las telenovelas se cuentan por millones de personas, en su mayoría mujeres, en su mayoría de bajo estrato social; a las que no se puede llegar con los mensajes que necesitan de prevención y promoción por las vías tradicionales.

Y en México hay varios problemas de salud acuciantes. Y la diabetes es probablemente el principal. Porque los hábitos alimentarios han cambiado y a una dieta con muchas harinas y grasas se suma un consumo desbordado de las bebidas azucaradas, y un mal control de la enfermedad. Hay muchas iniciativas gubernamentales, encaminadas a mejorar la alimentación y evitar el sedentarismo, y probablemente una de las más curiosas es que Reforma, la arteria principal de la ciudad, una avenida de 15 kilómetros que es todo un emblema, se cierra cada domingo al tráfico para que las familias tomen sus bicicletas y hagan ejercicio con toda la libertad.

Uno de los principios de la comunicación es que tiene que ser efectiva o si no, no es comunicación. Esto es: tiene que llegar los mensajes que queremos a las personas que queremos (target) y para ello, tenemos que hacer un esfuerzo por adaptarnos a su código (nivel educativo y de comprensión) y llegar por sus canales. Así que en un país con una mala red sanitaria pública, con un nivel de pobreza que alcanza límites dramáticos, donde la alimentación saludable es un privilegio y los tacos se venden de tres en tres (con sus harinas y sus grasas) a un precio asequible, ¿cómo le hacemos para llegar a las personas a las que tenemos que llegar? Que ya sabemos que en esto de la salud, la cosa va por barrios.

Así que igual no es ortodoxa pero tal vez (no he encontrado nada) sí es efectiva ¿Qué os parece esta vía? En España no está muy explorado lo de hablar de prevención en la ficción pero también se han dado casos. ¿Recordáis alguno?

Los viejos principios nunca mueren

Esto sí que es un clásico«Habla sobre comunicación externa, pero una aproximación clásica». Con semejante encargo (el que me hizo Joan Carles para el curso de Dirección de la Comunicación de la EASP), estuve viendo la manera de contar los principios básicos de la comunicación y sobre todo de la que una institución sanitaria tiene que proyectar al exterior.

Uno de los pilares básicos, si no el más importante, que tiene que regir esta labor es la credibilidad. Es la base de prácticamente toda comunicación pero se acrecienta su necesidad cuando se tiene la vocación de ser fuente oficial de información. Por un lado, es lo que corresponde a una institución sanitaria: ser la referencia informativa para el espectro de los medios de comunicación  y, a la postre, de la ciudadanía; pero es que, sobre todo, es una de las facetas fundamentales que ha de desarrollar como autoridad sanitaria. Y esto no cambiará por mucho que evolucionen las maneras de comunicarse, por mucho que llegue la bidireccionalidad y la premura que imprimen las redes sociales; lo que constituye precisamente uno de los peligros que se ciernen sobre este valor: no siempre casa bien la inmediatez con el rigor.

La credibilidad es un bien intangible que se teje a base de años de confianza, de rigor, de rigurosidad, de eficiencia (si, la comunicación también debe ser eficiente o si no, se torna en ruido). Es un don que el otro te otorga a ti como reconocimiento a una trayectoria. Pero es tan difícil de ganar como fácil de perder: basta un traspiés, una mentira, una falsedad, un dato mal dado, una acción desmesurada… para que se te despoje de esta condición y te halles en una situación irreversible. Ya nada de lo que digas o hagas tendrá validez y tu papel como institución habrá perdido una de sus más importantes facetas.

Día a día tienes que pelear por mantener intacta esa credibilidad y eso se consigue con el trabajo de la institución, básicamente, y también de quienes se dedican a la comunicación. Sólo con credibilidad es posible que te reconozcan como fuente de información oficial que cuenta con todas las garantías de rigor, de rigurosidad, de verdad y de interés público. Y de transparencia: porque el oscurantismo, no dar respuesta, ser opaco en la manera de hacerlo, denosta a la institución y merma esta credibilidad. Y de mesura, añadiría, porque una respuesta desproporcionada abunda en la misma línea (eficiencia).

Es interesante la aproximación que hace el Informe Quiral sobre el abordaje del tratamiento mediático del ébola en su edición de 2014 y abunda en que «la pérdida de confianza en las autoridades puede llevar a la población a un estado de alarma peligroso». Hay algunos ejemplos (de los que costó mucho remontar) de cómo una institución puede perder la credibilidad y, con ello, cundir la alarma, impedir el control de la situación y desbordar al sistema. La gestión de la crisis de la meningitis C en Madrid en el 97 es una de ellas, y uno de los ejemplos que más estudiamos en gestión de la comunicación en crisis para aprender justo lo que no hay que hacer.

Sobre la credibilidad en general y sobre el papel de las instituciones como fuente de información en otra sonada crisis (más mediática que de salud pública), la de la Gripe A, realicé este análisis enmarcado en los trabajos de Doctorado (que nunca acabé) y que me parece interesante compartirlo hoy aquí porque a pesar del paso del tiempo y del desfase de algunos conceptos: los viejos principios nunca mueren, aunque cambie la manera de comunicar.

Fuentes en la comunicación en Salud (gripe A)

Emergencias entre centímetros cúbicos

Menuda tropa (la periodista, el policía y el  ekeko)250.000 personas en un mismo recinto. Tres días intensos bajo el sol, con bebidas, comidas y centímetros cúbicos. Moteros que se desplazan desde todos los puntos de España y Portugal. Corredores de alto nivel que se la juegan entre las curvas. Esto y mucho más es el Gran Premio de Motociclismo que se celebra este fin de semana en Jerez.

800 personas componen el dispositivo de seguridad del Gobierno andaluz que velan porque nada ocurra en este fin de semana de locura y revoluciones, de las que más de 500 son sanitarios. Todo está previsto, planificado y testado en un plan de emergencias que se anticipa a los posibles riesgos que tal aglomeración de personas puede acarrear, que detecta las áreas de riesgo y establece los protocolos a poner en marcha en caso de que ocurra (ojalá que no).

Y tanto en la planificación como en la ejecución cobra un papel fundamental la comunicación, y así es cómo se ha trabajado en este caso en particular, donde tuve la oportunidad de trabajar en el diseño e implantación del de este dispositivo. A propósito de un caso.

El Plan de Emergencias Sanitarias del GP de Jerez se enmarca en el Plan de Emergencias de Andalucia, que establece los distintos niveles de activación (según la gravedad y dimensión de la emergencia) y afianza los mecanismos de coordinación entre las entidades implicadas (tanto si son ayuntamientos, gobiernos autonómicos y central, como si hablamos de cuerpos de seguridad -Policía, Guardia Civil- u otros servicios sanitarios); está dirigido por el 112 Andalucía.

Este Plan de Emergencias es el marco en el que se articula la coordinación de los servicios sanitarios de la provincia (Empresa Pública de Emergencia Sanitaria, Servicio Andaluz de Salud, Delegación Provincial de Salud y hospitales concertados) que trabajaron conjuntamente en la elaboración del Plan de Emergencias Sanitarias en unos meses de labor colaborativa y enriquecedora que permitió primero un documento y después su implementación bastante ejemplar. Desde el triaje a las derivaciones según gravedad, la clasificación de los centros de primaria y hospitalarios para dar respuesta a los requerimientos, los traslados intercentros, la necesidad de que ese fin de semana la ocupación de los hospitales sea menor para poder dar respuesta… todo está recogido en ese plan que valora todos los posibles riesgos a los que nos podemos enfrentar.

El Gabinete de Comunicación de la Delegación Provincial de Salud (servidora por aquel entonces) estuvo desde el primer momento en las reuniones de elaboración del Plan y esto fue fundamental en dos aspectos: conocer al dedillo todo el proceso y los protocolos (en caso de emergencia no se puede tener dudas) e integrar la comunicación en toda la cadena, desde el inicio al final. No vamos a contar el plan completo, no es plan. Pero sí algunas acciones básicas a tener en cuenta.

  • El Plan de Emergencias está activado durante tres días por lo que tú estás activada durante tres días sin descanso (que se lo digan ahora a Isa) y sin posibilidad de desconectar; en caso de que ocurra algo, vas a ser la primera persona a la que acudan los medios de comunicación y a la que busque la organización.
  • Estar activada todo el puente no significa tener que esta continuamente dando información a cuentagotas, sobre todo si no es trascendente. Cuando llegué a la Delegación, los medios preguntaban a demanda por los accidentes en carretera y estábamos todo el día buscando a heridos en los hospitales, con la consecuente molestia a los profesionales que tienen que estar continuamente recabando la información. Se estableció un protocolo para el parte de incidentes con dos cortes diarios, uno por la mañana que permitiera cubrir los boletines para las radios y los informativos de mediodía de la tele, además de los digitales; y uno por la tarde, al final del día, que resulta útil tanto para los informativos de la noche como para los matinales de la radio. Salvo incidencia grave, los medios ya saben que tienen que adecuarse a esta dinámica y funciona (con alguna excepción, como siempre) de manera que no tenemos que estar todo el día interrumpiendo la labor asistencial.
  • Referencia a quienes te dan la información y que ellos te referecien a ti: es importante que los gerentes de los hospitales y centro sanitarios adviertan a los responsables de la guardia de que una pesada de prensa les va a llamar dos veces al día (salvo incidencias) a preguntar una serie de datos, a unas horas determinadas. Es bueno que ya sepan los datos que necesitas, para que tengan la labor facilitada. Tú, quédate ya con los teléfonos de los jefes de guardia y procura saber los nombres.
  • Es importante que la ciudadanía conozca esta labor (para mi tan apasionante) y siempre los sanitarios son mejores portavoces para que llegue, para los tradicionales reportajes sobre el dispositivo sanitario, identifica a aquellos que se expresan con claridad y sin tecnicismos y dale unas pequeñas nociones previas a su intervención, hay claves que no tienen por qué manejar.
  • En caso de emergencia grave, eres fuente oficial y tienes que mantener la credibilidad que sostiene tu trabajo: es preferible demorarse en dar la información y que sea correcta a salir precipitadamente y errar.

Podría estar todo el día hablando de esto. Me apasiona. Pero sólo quería dar unas pinceladas. Si os interesa más el tema, aquí tenéis un enlace.

Encuestas con cuchara de palo

No sé muy bien qué objetivo de comunicación perseguían, me gustaría que alguien me argumentara el por qué del emplazamiento, de la ubicación, del atrezzo… Porque es con todo lo que me he quedado de lo que pretendían comunicar y con absolutamente nada del mensaje. Por más que lo intento, la secuencia queda más o menos como sigue…

Cocina y encuestas… «¿qué está guisando? ¿tomate? Mira, es de cuchara de palo. A ver si se le quema con tanta argumentación, que el sofrito tiene sus vueltas»

Nosotros somos muy cautos «¿y esos visillos? ¿Qué son un flamenco? ¿El pájaro de Big? ¿Están hechos a mano o son de pega? Qué pechá de croché… espero que no nos hablen de tejer redes mientras se echan una colchita de ganchillo»

Plantea una alternativa al voto... «¿Qué tiene colgado al fondo? ¿Un tendedero? ¿Y es un tapete lo que seca? Menos mal que no son tanguitas. Alternativa habría sido si colgaran bragas de cuello vuelto».

No sé cuántos han procesado lo que querían decirnos, espero no ser la única frívola del equipo, pero la manera de presentar este vídeo tiene todos los errores que se puede evitar en comunicación, y el principal es que nos perdamos en la transmisión y no recordemos lo transmitido. Y esto es de primero de comunicar. Sin abordar la frustración como mujer de que se enmarque a las féminas en las cocinas, de donde hemos peleado durante años por salir.

¿No se trataba de generosidad?

¿A qué asociáis esta imagen?

¿A qué asociáis esta imagen?

Llevo encasquillada en la recámara una reflexión desde hace unos meses (igual llego desfasada). Y aprovecho también para traer este caso y volver al germen de este blog (espero estar a tiempo). Dos pájaros de un tiro.

Coordinador de trasplantes que, tras sufrir durante meses el ajuste presupuestario, llega con una proposición.

-Queremos hacer una jornada muy participativa, con muchas personas y necesitamos hacer camisetas.

-Sabes que lo primero que ha caído ha sido el merchandising.

-Pero tengo la solución: un banco nos las patrocina.

Estuvimos valorando durante un tiempo la oportunidad o no de que un banco patrocinara unas camisetas que iban a servir para un flashmob con motivo del Día del Donante de Órganos. Al final fue que no; entendimos que no era bueno mezclar el concepto de la generosidad que posibilita todo el proceso del trasplante con la marca de una entidad bancaria, que representa lo pecuniario, lo monetario, lo crematístico. No, perdón, no era que no fuera bueno sino que era contraproducente.

La comunicación no es sólo lo que se cuenta, lo que se escribe, sino que tiene mucho de lo que parece que no está pero está y afecta al mensaje. Se basa en marcos mentales, en ideas que terminan condicionando lo que decimos y modificando las decisiones y percepciones. Que en la imagen que iba a recibir la sociedad de un acto de promoción de la donación de órganos apareciera el nombre de un banco nos parecía lo más alejado a la idea que queríamos transmitir; y que iba a terminar perjudicando el mensaje.

He recordado esta anécdota cuando hace poco pude ver al director de la Organización Nacional de Trasplantes como parte de un anuncio de un banco. La palabra solidaridad asociada a un banco es antagonismo puro. Es una trampa a la que no sé cómo se han prestado. La imagen de uno de los sistemas más valorados por la sociedad ligada a un banco es perversión. Y no sé cómo se han prestado.

Y sin contar con la utilización tan llamativa del «mi» y la personificación en una red como la de los trasplantes en la que lo que realmente importa es cómo se compromete y trabaja cada uno de los profesionales de cada uno de los centros hospitalarios. El éxito del modelo de trasplantes de España es el «NOS», el trabajo en equipo, el engranaje perfectamente engrasado. Y la generosidad. Y el compromiso. ¿Ven algo de estos valores en un banco? ¿O en ese «mi»?

Me ha vuelto esta idea a la mente hace apenas unas semanas, cuando el protagonista de esta imagen (que se ha replicado en todas las oficinas bancarias de España) anunció públicamente que había desmontado un caso de venta de órganos y defendió a capa y espada el carácter altruista del modelo y que nunca se permitirá el intercambio monetario en este proceso. ¡Vaya, intercambio monetario…! ¡Vaya, transacción interesada…! ¡Vaya, 40.000 euros…! Conceptos, todos, contrarios a la ONT y que validó ese mismo señor al aparecer como imagen de un banco. No sé cómo se ha prestado.

Lo inesperado

Aquí, algunas de las cosas que puede hace Siri en mi móvil

Aquí, algunas de las cosas que puede hace Siri en mi móvil

Sorteaba la vida y aprendía la profesión arrinconada en un ordenador burocratizando planillos y cerrando páginas en un veterano periódico local, en una sección olvidada a la que nadie quería llegar. Me enfrenté al oficio al que amaba conociendo la mediocridad de los jefes que vuelcan en sus subordinados las miserias y las venganzas, la de los compañeros que miraban a otro lado; pero también la grandeza, la rigurosidad y el compañerismo de quienes compartían conmigo los peores momentos y los mejores, quienes alimentaban mis ganas y mi inquietud dándome temas con los que ir desanquilosándome, dándome aire entre tanta asfixia. Con ellos compartí también copas y madrugadas, y reflexiones, y la importancia de la gente, y de la calle. Lo que también es periodismo. O lo que sobre todo es periodismo.

Y cambié de tercio. Ni lo había planeado, ni lo tenía pensado. Ni siquiera me lo pensé. Llegó, me subí. Fue un enorme regalo de cumpleaños que me vino envuelto sin mas: la promesa de aprender en un mundo fascinante, de poder sorprenderme a diario y de conocer a gente maravillosa. Si los escarceos que había tenido antes eran más con lo local y con lo cultural, desde aquel 23 de mayo de 2005 me sumergí sin pensármelo en el mundo de la salud, tan desconocido, tan fascinante, tan prometedor. Con paciencia y fascinación fui aprendiendo, empapándome de todos los profesionales que me arroparon en mi camino, de toda la sabiduría de una casa (institución) maravillosa. Comencé a conocer y valorar desde las mismas entrañas el valor de lo público y el privilegio de formar parte de ello.

Y como última pieza de una sorpresiva cadena (el inicio fue el nombramiento de un ministro) terminé comprometiéndome a otros niveles con lo público, con la casa, con las gentes. No iba a ser capaz, lo tenía claro. No entendía por qué era yo. Pero era sólo por nueve meses, sólo eso, y después volvería a la normalidad. Seis años más tarde y aún con la columna del debe llena de retos a los que no he llegado, de cosas que no he conseguido hacer, de no ser todo lo buena jefa que me hubiera gustado y sin entender aún por qué fui yo, miro hacia atrás y sólo soy capaz de sentir agradecimiento por todo lo que aprendido, por toda las personas de las que lo he hecho, por seguir empapándome de compromiso, integridad, vocación pública, pasión por las personas, por el trabajo, por el día a día. Me asombra comprobar el poso tan grande de conocimiento y de madurez que todos estos años me ha dejado. Me asombra comprobar que me ilusionaba cada nueva cosa que aprendía. Me asombra comprobar lo que he disfrutado a pesar de lo duro que ha sido el camino.

Sin esperarlo, una vez más, tocó cambiar de rumbo, dejando atrás una etapa tan feliz. Sin esperarlo, una vez más, ha pasado ya medio año aprendiendo de nuevo, desde cero, con humildad y la misma sensación de entonces: no voy a ser capaz. Sin esperarlo, una vez más, la vida me brinda la oportunidad de seguir empapándome, de conocer a nuevas personas, hasta de frustrarme. Probablemente nunca haya decidido por mi misma salir de la zona de confort, aquella que haya sido en cada uno de los momentos. Y no sé si eso es bueno o no. Nada ha sido premeditado, siempre ha sido inesperado, y me he sumado a los retos con más osadía que otra cosa.

Han pasado seis meses de estudio duro, de adaptación, de aprendizaje. Y aún no ha acabado porque sigo sintiéndome incapaz. El mundo es otro, las palabras son otras, los conceptos son otros pero sigue tratándose de la vocación pública y del compromiso con las personas.Quién sabe cuánto más de inesperado me espera a la vuelta de las esquinas y hacia dónde me llevarán.

P.D: Siento si he tenido esto un poco abandonado pero lo inesperado tiene esas cosas. También estas cosas.

No tan impunes

Pintura de Aurelio Díaz Trillo que tengo en el salón de casa

Pintura de Aurelio Díaz Trillo que tengo en el salón de casa

Profesional sanitario que acude a alguna actividad formativa sobre comunicación y que cuando se le explica la labor del Gabinete de Comunicación termina preguntando:

– ¿Y por qué no nos defendéis de tantos ataques en los medios de comunicación?

No es la primera vez que las personas de la organización achacan a quienes gestionamos con la prensa e incluso a los directivos que no se sienten defendidos de los ataques que entienden que reciben por parte de los medios de comunicación. Creen, y probablemente tengan razón, que deberíamos dar los argumentos a los periodistas siempre que se dé una denuncia que les afecte a su profesionalidad o a su labor en la institución. Y lo hacemos, en la mayoría de las ocasiones pero no siempre aparece como nos gustaría. O ni tan siquiera aparece.

En estos casos, y con el objetivo de que se entienda de que no todo lo que se cuenta se publica ni tendría por qué, sólo nos queda explicarles de alguna manera la dinámica de los medios de comunicación y en qué consiste el criterio periodístico (que defenderé a ultranza), aunque también, por qué no, algunas dinámicas asentadas últimamente como pedir respuesta a las ocho de la tarde sistemáticamente, cuando está toda la pieza escrita; o ni siquiera preguntar. En ocasiones, intentamos responder al día siguiente y, normalmente, el espacio que se dedica a la respuesta es mucho más pequeño que el que se llevó la denuncia y por ello intentamos explicar, también, cómo se configuran los espacios en los medios y lo que afecta que haya mucha actualidad ese día o no. Y contamos el último recurso que nos suele quedar, que son las cartas al director. Probablemente no ayude tanta pedagogía porque lo que quieren es que la organización les ampare, porque se sienten indefensos, pero como es algo que no siempre está en nuestras manos, intentamos hacérselo llegar. Por nosotros no es.

Pero héte aquí que hay más opciones al alcance de todos aquellos que se sientan agraviado en alguna información. La FAPE tiene una Comisión de Arbitraje, Quejas y deontología que analiza las distintas denuncias y emite resoluciones sobre la manera de trabajar de quienes nos dedicamos a esto. Aquí os dejo la que emitió hace poco a raíz de una denuncia de un profesional del Servicio de Urgencias del Hospital Torrecárdenas de Almería a raíz de esta columna.

Aquí tenéis la noticia en el boletín de la APM, también, por si os sirve.