Donde acaba la ternura

Varón, joven, de oficio representante de artistas que hace una llamada de teléfono:

– «Hola, mira, yo soy el representante de los PanTostaitoMiguaitoConCafe (nombre ficticio, of course -espero-) y ellos estaban interesados en ir a hacer una visita a los niños del hospital Despeñaperros Abajo (nombre también ficticio)»

– «Ah, hola. Pues los niños estarán encantados de que vayáis a verlos. Veremos que no les interfiera con el aula»

-«La idea es, ya sabes, estar con ellos en las habitaciones, hablar con ellos… Fotos bonitas con los pequeños… ¿Cómo hacemos lo de los medios?»

-«Igual no lo sabes, pero procuramos no hacer actividades con los pequeños hospitalizados con medios de comunicación, por aquello de su intimidad y la protección de su imagen, ya sabes».

-«Ya pero es que sin medios, no nos interesa».

Uno de los temas que más quebraderos de cabeza me genera es el de la imagen de los pequeños que están hospitalizados en los centros del SSPA (Sistema Sanitario Público de Andalucía) porque, aunque contamos con un criterio específico que aplicamos con más o menos suerte, no dejo de tener la sensación de que nos pasamos con el celo y desnaturalizamos la cotidianidad. Reflexiono muchas veces, individual y colectivamente, sobre este tema y finalmente nos decantamos por mantener la situación actual, lo que genera no pocas dificultades en nuestro trabajo diario.

La Ley de Autonomía del Paciente habla del «Derecho a la intimidad» pero lo circunscribe a la confidencialidad de la historia clínica y no aborda la especificidad de los pequeños pero, en cambio, en Andalucía contamos con un Decreto de los menores hospitalizados donde se establece claramente que:

«La dirección de los centros sanitarios velará para que la captación de imágenes de las personas menores de edad respete, en todo momento, su dignidad, y cuente con el consentimiento otorgado al efecto por ellos mismos o, subsidiariamente, con el consentimiento de su padre y madre, de sus tutores o de sus representantes legales, en los términos establecidos por la legislación vigente, debiendo, además, contar con las autorizaciones legales correspondientes»

Y añade, en el punto siguiente:

«En todos los supuestos, se evitará la identificación de la persona menor»

Y aquí es donde entra la complicación porque, según esta norma que nos rige, las imágenes tienen que ser dignas, estar autorizadas por los padres o tutores (que están encantados habitualmente, todo sea dicho), por la autoridad responsable (o sea, el Fiscal de Menores, entendemos) y que, además de todo esto, no se les reconozca en la imagen. Demasiados requisitos para nuestro día a día de locos que, de todas maneras, intentamos cumplir. De hecho, existe un modelo de autorización que manejamos para estos casos y, en las contadas convocatorias que hacemos a las zonas de pediatría, introducimos un recordatorio específico de la normativa para que los medios de comunicación sepan las reglas y puedan actuar en consecuencia. Les insistimos, además, que el que no se identifique no quiere decir que se pixele la imagen (o que se le ponga un tomate en la cara) porque estamos convencidas de que hay muchísimas maneras de que los niños salgan en las imágenes evocando toda la ternura de la infancia sin que por ello se les reconozca.

Pero, más allá, de las dificultades burocráticas, que son superables y parte de nuestro trabajo, reconozco ciertas reticencias no sé si éticas o estéticas, sobre la utilización de las fotos de niños hospitalizados, sobre todos aquellos que padecen cáncer. Confieso ciertos reparos porque no sé diferenciar el límite entre imágenes que generan ternura o aquellas destinadas directamente a despertar lástima, no sé dirimir hasta dónde llegan las emociones lógicas y dónde empieza el morbo. Sólo sé que me chirrían esas fotos.

Hace poco, abundando en el tema, acudimos a unas jornadas sobre criterios jurídicos y deontológicos en el tratamiento informativo de los menores donde tuvimos la oportunidad de plantear todas estas dudas a la Fiscal Jefe de Sevilla quien nos alertó de que estábamos poniendo demasiadas trabas a algo que era muy natural. Porque los niños también enferman, también se hospitalizan, también fallecen. Sostenía que mantenerlos escondidos y en una burbuja no ayudaba a normalizar su situación y les perjudicaba. Muchas veces le he dado vueltas a esa afirmación y no sé hasta qué punto puede tener razón, y probablemente nos pasamos de celo y tenemos demasiadas reticencias, a veces injustificadas.

Pero no puedo evitar que me chirríen las imágenes de los niños calvos, con goteros, conectados a una máquina o en otras situaciones. Igual es porque no me parece justo que tengan que pasar por eso, puede ser, o igual resulta que los medios siempre buscan la imagen más lastimera posible y eso, en sí, no es natural y me parece morboso. No sé qué opináis.

De las visitas de futbolistas, de los Reyes Magos o de los primeros niños del año seguiremos hablando en más ocasiones, que tiempo habrá.

16 comentarios en “Donde acaba la ternura

  1. ¡Bienvenido el primer caso!
    Entiendo y comparto la duda. Aunque vista la opinión del fiscal, lo miro desde ese otro punto de vista y tal vez tenga razón. Ocultar los restos del naufragio de una enfermedad (como la alopecia) no la hace desaparecer. Evitar la mirada a niños o personas para que no parezca que los miramos raro, ya es una forma de mirar raro. Seguramente películas como «4a planta» ayudan a normalizar enfermedades como el cáncer. Tal vez algún día ya no veamos gente (niños o adultos) con pañuelos en la cabeza tratando de ocultar, a la vez que lo señalizan, su alopecia fruto de tratamientos agresivos.
    No sé qué haría en tu lugar, ni qué habría hecho. Sé, eso sí, que me gusta pensar que tras alguna institución hay personas que se preocupan por esos derechos de los más débiles e indefensos y que se cuestionan las cosas. Seguro que aciertan más que los que no se lo cuestionan.
    Fantástico post-caso. Gracias por compartirlo, amiga 🙂

  2. Yo creo que hay que tratar las imagenes con naturalidad. Soy de los que uso mucho la imagen de mis hijos por las redes sociales, aunque la palabra «usar» no haya sido la más correcta. Quiero decir, que si tengo algo que contar y puedo apoyarla en una imagen bonita de mis hijos pues lo hago… y cuando estan enfermos, como decís, complicado, pero cuanto más naturalidad le demos al asunto, mejor para su interiorización, creo yo.

    Lo que me parece fatal es lo del caso inicial… «si no hay medios, no me interesa», semejante caradura casi merecían que no hubieras ocultado su nombre, jajaja…

  3. A mi me pasa lo que a ti, no puedo evitar que me chirrien esas imágenes, preferiría pasarme en poner trabas que en no ponerlas, no me suele gustar el «uso» que se hace de ellas.
    Es solo mi opinión, soy «alérgica» a los focos y a las cámaras ….

  4. Hola, felicidades por el post, realmente me has transmitido tu opinión y has conseguido que la comparta… seguramente porque no me he parado a reflexionar en lo que dices y muestras y no tengo muchas «referencias».
    Cierto es que en la vida de los niños enfermos cabe la enfermedad y sus signos mas o menos evidentes, cierto es que nunca los queremos y lo «natural» es que no enfermen gravemente…
    No me voy a atrever casi a opinar, ya que mi opinión sería superficial.
    Pero si que me voy a atrever a decir que has conseguido generar debate, no se si en la blogosfera pero si en mi cabeza….
    Besos¡¡

  5. Muchas gracias a todos por acercaros por aquí, por atender a mis reflexiones en voz baja y ayudarme a analizar los temas que me preocupan. Como veis, no es un tema cerrado ni fácil, y la propia diversidad de opiniones que mostráis es un ejemplo. Al final, la idea era ésa: compartir inquietudes.
    Gracias a todos.

  6. En mi hospital pasa algo casi más sangrante y duro… Cuando no tienes oncología pediátrica, no te pasa eso, porque lo que vende (y siento ser tan duro) es la foto impactante. El niño con un nebulizador no vende tanto… Y los que vienen buscando eso, no suelen aparcar en nuestro entorno, porque (para ellos y su estrategia de marketing) no ofrecemos nada de interés.

    Así es la vida…

  7. A mi personalmente me cansan las fotos de niños «lastimeros», ya sea por enfermedad, por desastre natural o por hambre. Si con su imagen ellos u otros pequeños ganan alguna cosa podríamos plantearnos el triste negoci,o pero muchas veces el que gana no tiene nada que ver con ellos y sólo «decoran» malamente un reportaje, artículo o lo que sea por el que otros han pagado.
    He trabajado con una ONG que lleva a cabo su labor en Guatemala, con niños principalmente en cuestiones de salud y educación y lo que siempre me gustó es que sus niños no estaban tristes en las fotos (sucios y mal vestidos sí) por lo que te transmitían más ganas de ayudarlos, ojazos negros vivos, muy vivos mirándote fijamente, fantásticos !!!
    Me ha gustado «el caso» 🙂

  8. La ley de protección del menor es clara.
    Copio:
    3. Se considera intromisión ilegítima en el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen del menor, cualquier utilización de su imagen o su nombre en los medios de comunicación que pueda implicar menoscabo de su honra o reputación, o que sea contraria a sus intereses incluso si consta el consentimiento del menor o de sus representantes legales.

    Bien, aquí tenemos el «quid» de la cuestión: «menoscabo en su honra o reputación» o «contraria
    a sus intereses»
    Como siempre, el lenguaje jurídico solo nos complica las cosas, ya que nos quedamos en un «punto muerto» donde la intromisión al honor nos parece cualquier imágen de un menor…

    A todos nos viene a la mente la imágen de los niños hambrientos del cuerno de África. ¿esos no tienen honor?
    Pues más bien tienen hambre, señores. Y si al ver esa imagen hacemos una donación o nos solidarizamos con alguna causa, pues bienvenida sea.

    Tema que genera debate…

  9. Como te dije me ha encantado tu opinión y tu primer caso. Bastante directo y peliagudo….
    Por un lado coincido en que hay que eliminar las barreras para ser conscientes de los efectos de determinadas enfermedades,… pero creo que deberían ser tratadas con cierta transparencia… creo que a veces la búsqueda de la imagen lastimera frivoliza lo que se quiere transmitir.. pero bueno no deja de ser un tema que tiene diferentes perspectivas… la del niñ@, la de los padres /tutores, la de los medios, la de la audiencia, la de la ley…. y rara vez tienen todas el mismo objetivo o la misma interpretación del mismo ¿no?
    Un beso

  10. Buenas. Trabajo en un periódico de información general de ámbito local-regional. Este tema es uno de los grandes clásicos de la profesión periodística desde que los asuntos relacionados con la asistencia sanitaria empezaron a instalarse en la agenda política y mediática en España. Compruebo al leer los comentarios al post, que este asunto se percibe (porque lo es), como notablemente complejo. Ocurre, sin embargo, que la cotidianeidad mediática (y política) tiende irremediablemente a la simplificación. En el plano práctico, son los jueces quienes básicamente están reorientando la conducta de los medios, a ves hasta niveles esperpénticos, a base de condenas no siempre inspiradas por el honorable argumento de la defensa del derecho de los menores a su propia imagen: he llegado a asistir a inefables debates de redacción sobre qué hacer con las fotos de los niños al informar sobre… la cabalgata de los Reyes Magos. Maravilloso. No es lo deseable, pero es lo que hay. Esos asuntos no se están resolviendo en el marco de una reflexión deontológica de altura, precisamente. Y luego, claro, está eso de la ética. Que no es gratis. Tiene un coste importante, en términos de visibilidad, resultados, etc. Hay que elegir, a veces, entre triunfar profesionalmente o roncar a gusto por las noches. Y no todo el mundo tiene el valor de hacerlo o, peor aún, no todo el mundo está en posesión de unos mínimos de libertad de decisión para hacerlo. Y es para estos casos, para quienes no pueden o no se atreven a elegir, para quienes deben pensarse reglas de juego formales, escritas, líneas rojas con consecuencias. Finalmente, no siempre es culpa del lobo que a Caperucita le guste pasear por el bosque: a veces los entornos familiares de los niños hospitalizados fomentan esa misma sobreexposición y, desde luego, la tentación del rédito en términos de política de imagen a veces es demasiado apetitosa para los responsables de las instituciones sanitarias, públicas y privadas.

  11. Hola Taite, por fin tengo un ordenador en condiciones delante para dejarte mi opinión.

    Llevo más de 9 años trabajando en el SESCAM como periodista, ubicada en un Hospital. Me he tropezado con este «caso» un millón de veces y antes me lo tomaba de una manera y ahora de otra. Te contaré porqué.

    Al principio, «interpreté» que yo era la guardiana de la intimidad de los niños ingresados, de los menores maltratados de la UCI, de los partos múltiples tipo trillizos o cuatrillizos. Más tarde entendí que no, que yo soy una simple periodista y que el hospital es un mero sujeto activo pero no impositivo. Que por encima del hospital están los padres y sobre todo los fiscales de menores a los que siempre pedimos opinión y permisos, para cualquier actividad que se organice en el hospital con niños, sea con famoseo o con los payasos de la asociación del barrio.

    He llegado incluso a decir a padres ansiosos de que sus niños aparecieran en las primeras de los periódicos o en los telediarios locales/regionales que la autorización del fiscal de menores está por encima de su opinión y que si el fiscal no autoriza pues no hay foto para los medios.

    Y hasta el momento todo el mundo lo ha entendido, incluidos los compañeros de profesión, periodistas y gráficos. Esta semana que empieza tenemos la visita de Fofito con la alcaldesa. Vengan medios o no, la fiscal de menores de Albacete estará informada. y si no tenemos su permiso no habrá fotos ni grabaciones.

    No sé si te he ayudado con mi opinión y mi experiencia. Espero que sí.

    PD.- en Castilla-La Mancha no tenemos ninguna norma regional como la que cuentas de Andalucía. Tenemos una directiva sobre captación de Imágenes en centros sanitarios dependientes del SESCAM que elaboró un su día el Departamento Jurídico del Servicio de Salud y que nos ayudó a comenzar a tratar estos asuntos..

  12. Gracias de nuevo a todos los que os habéis incorporado después al debate porque todas las perspectivas que aportáis son de ayuda. Rosa, es cierto que el literal de ciertas normas no ayudan a su cumplimiento y deja mucho a la interpretación.
    Creo, sinceramente, que no está resuelta este tipo de situaciones, como bien analiza Alfonso. Comparto que son los padres los primeros no sólo que propician la foto sino que están encantados, así que muchas veces cabe plantearse que qué hacemos el resto (institución, medios, jueces) preocupándonos por estos temas. Es cierto que existe la tentación constante por parte de todos, y que en ocasiones rozamos el esperpento en la protección como cuando habla de las cabalgatas. Llegar a ese equilibrio entre «pepito» y «pepón» sería el ideal pero siempre tengo la impresión de que vivimos a base de pendulazos.
    Emma, claro que ayuda tu experiencia y quizás, es verdad que no somos guardianes pero no podemos obviar la responsabilidad de la institución en todo esto. Yo creo que, si todos sabemos las reglas y queda claro que las sabemos, después allá cada uno con lo que haga y sus consecuencias, que casi nunca tiene, por otro lado.
    Lo dicho, gracias a todos. Seguimos pensando en voz alta.

  13. Interesante reflexiones que podemos encontrar en este espacio para el intercambio de opiniones y experiencias. Me encanta y aprendo de vuestras oportaciones y me doy cuenta de todo lo que tenemos que aprender. Hay un tema que me gustaria que comentaramos todos y que ya Taite ha dejado caer en sus líneas. Es el tema de la visita de los Reyes Magos, parece poca cosa, pero creo que seria interesante que hablaramos sobre este tema que se repite todos los años. Un abrazo y a seguir juntos dando nuestras vivencias, experiencias y opiniones.

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