Hoy, este blog cumple cuatro meses. Probablemente no es lo que esperábais pero sí es lo que quería yo, que es lo que suele ocurrirle a las madres orgullosas. No es el más guapo y soy consciente… pero es el mío. Y lo veo hasta resultón. No es muy popular que digamos pero tampoco en casa somos de grandes familias y con los que nos damos cita de vez en cuando somos la mar de felices… E incluso en esto le veo su encanto. Así que, como una madre primeriza, me he puesto a recordar cómo, hace hoy cuatro meses, nos dio por parir este rincón.
Y no uso este «nos» como una corrección estilística; uso este «nos» porque nunca vi un parto más colectivo. O al menos fue en la manera en que lo viví. Porque fue así, entre todos, que pudimos hacer que viera la luz. Bajo presión, con contracciones continuas, pero agarrada a decenas de manos… las vuestras.
Hoy os cuento mi particular historia de mi parto…
Si a esto se puede llamar «dar una pista»…
Y llegaron las buenas amigas, las que hacen de «manayés»
Yo estaba a lo mío…
La peña comenzaba a desvariar…
Llegaron las imprecaciones de buena parturienta, recordando mi más perfecto inglés de Harvard…
Fue entonces cuando el equipo multidisciplinar que atendía el alumbramiento comenzó a alarmarse… algo no iba bien
Eso no es muy profesional… Serafín… Menos mal que empezaron a meter mano…
Y al final… con la ayuda de todos…
Perdonen las palabras de la madre… son las hormonas
Después del gremlin llegó la madre agradecida…
A pesar del agotamiento, dio tiempo incluso para un «despedida y cierre»
Y para guiños con la partera mayor
Al final..
Y como dice Rosa…
Este post está hecho con tuits recopilados en Memolane y en Storify. No están todos los que fueron pero lo pensé muy tarde y no pude recuperar la secuencia completa. Aunque creo que sí es una buena representación de lo que fue. ¡Gracias a todos!
Si funciona la programación, saldrá exactamente a los cuatro meses. Al menos, en este tiempo, habré aprendido a programar, que no es poco.